Macario “Mal Jinete” Miranda, nunca estuvo cerca de un caballo, ni de un burro, ni de una mula. Era un muchacho simpático, buen conversador, que siempre estaba muy bien peinado y con buena pinta. Le encantaban los zapatos bonitos. Le mortificaba no tener el último teléfono a la moda. Lo volvían loco las camisetas de marca. Macario era buen trabajador, pero vivia más antojado que una señora embarazada. Con el tiempo sus dos mejores amigas se volvieron Visa y Mastercard, pero incluso ellas lo abandonaron porque no podían seguirle el ritmo a la gastadera. Macario vivía endeudado. Tapaba un hueco abriendo otro.

Cuando lo ascendieron a Jefe de Ventas, estaba contento porque por fin iba a poder ponerse al día. Pero el nuevo cargo no le calmó el antojo, y siguió gastando. Su trabajo le hacía recibir dinero de sus clientes que él debía depositar cada día. Pero acosado por las deudas empezó el jineteo. Y el dinero de los clientes se le quedaba pegado en el bolsillo, a ver si por fin podía calmar a las amigas Visa Y Master Card que lo llamaban día y noche. Y entonces con lo que le daba un cliente pagaba lo de otro, y el desorden al desorden de sus cuentas, se invitaron las cuentas de sus clientes. Hasta que el hueco se hizo tan grande que ya no lo pudo tapar.

Que no te pase como a Macario, que por vivir antojado, la tranquilidad dejó de lado.